De las entrañas del mundo resurge después de doce años de letargo. Adivina en el lecho negro del cielo una curvatura prometida. Sobre la tierra aún reina la temible oscuridad de la luna naciente. El dragón extiende las alas y se dispara fuera de las tinieblas. Un viaje del abismo al cielo, marcado por las fases de la musa de plata.
En El Libro de los Símbolos se habla de la pintura Los Nueve Dragones de Chen Rong, donde se muestra un dragón entre nubes estirándose para alcanzar la luna. El dragón, bestia paradójica que abarca el averno y el paraíso, vuela para alcanzar al astro que se renueva, que como él, también cambia su faz negra por una luminosa.
Guardemos la esperanza de que en este año del dragón, sepamos salir de las cavernas del alma humana y trazar nuestro camino hacia la luz.