Manzana

La Manzana

Pocos objetos más simbólicos hay en la naturaleza para el ser humano que ese fruto que pende del árbol de nuestra historia. El zumo de la manzana es eterno y concentra una de las más complejas simbologías.

Tantos significados se esconden detrás de la lisa, brillante y tentadora piel de la manzana, que en ocasiones pareciera que el último referente que llega a nuestras mentes es precisamente su sentido denotativo. Malus Pumila es el nombre que le da la botánica a este miembro de la familia de las pomáceas. Fruto dulce, redondo, compacto, fragante. Es una de las frutas más cultivadas en el mundo. Junto con la banana, la manzana (sobre todo su pecaminoso modelo rojo) es el fruto al que más se recurre para representar a su grupo alimenticio.

Es cuando pasamos de la piel delgadísima y sugerente de la manzana cuando comenzamos a distinguir los tantos matices en su sabor simbólico. Connotativamente la manzana es una explosión. Al verla, vienen a la mente cientos de imágenes relativas. La expulsión del edén, por supuesto: el gran escándalo del Génesis, el que nos condenó al sufrimiento (y finalmente, el que nos llevó a vivir también) la fruta prohibida que Eva dio a Adán por engaño de la serpiente; y de ahí, la tentación, la sensualidad de la manzana, la invitación al pecado que deleita. Si uno ha visitado las páginas de la mitología griega, también llegará a la mente la manzana de la Discordia de la diosa Eris, que Paris habría de entregar a Afrodita por considerarla la diosa más bella, manzana que llevaría a la épica caída de Troya, pues fue con Helena con quien Afrodita pagó el halago a Paris. Incluso puede que haya quien recuerde la mitología nórdica, a la diosa Idún, quien poseía manzanas que guardaban un elixir para la juventud y belleza eternas; manzanas también tentadoras, cuyo hurto por parte de mortales sería castigado con el envejecimiento prematuro y la muerte.

Una connotación que no exige conocimientos de ninguna teogonía es aquella de la manzana que cayó de un árbol (¿El árbol de la ciencia quizá? Pareciera que Dios, como los dioses del Olimpo, se divierte tramando los hilares del destino) ante los ojos del genio que supo ver más lejos “por pararse en hombros de gigantes”. La manzana que cayó, estrellando en su paso todos los paradigmas de la ciencia. La manzana más grave de la historia. Aunque quizás, Blancanieves diferiría y defendería que la verdadera gravedad fue aquella que le provocó la manzana envenenada que le fue dada por la envidiosa reina transfigurada en anciana; historia que Disney se encargó de contarnos a todos.

Otra connotación, más cercana a nosotros en el tiempo, ya dada por los albores de la cultura Pop, es aquella inolvidable para cualquier melómano de la manzana verde que llevaba dentro las voces de cuatro muchachos de peinado fúngico, venidos de Liverpool a cambiar el mundo.

Finalmente, estoy seguro que todos nosotros, hijos (o incluso ya nietos) de la era post-industrial, al ver una manzana bidimensional mordida de inmediato pensamos en el genio muerto, en Steve Jobs y su multibillonaria empresa que empaquetó la discografía de todo el musical humano registrado, y que cada tres meses saca un nuevo aparatito impulsándonos a aumentar la basura tecnológica de nuestro mundo. Apple, por supuesto, se ha ganado un puesto de honor en la cultura popular.

Ahora, llega el momento de pelar la manzana y descubrir cuáles son sus significados simbólicos. Según El Libro de los Símbolos, la manzana nos sugiere el paraíso de la vida que inicia. “En su interior se hallan las semillas de la oscuridad, en lo que se denomina el ovario” (Ronnberg, Ami:168) es decir, la manzana es también un símbolo de fertilidad. A pesar de sus fatídicas consecuencias, la manzana era en el Génesis el fruto del conocimiento, es decir, guardaba en sí posibilidades, el nacimiento de una consciencia propia, el verdadero comienzo del libre albedrío, el verdadero génesis del ser humano.

Curiosa la etimología de la manzana que viene de malus: “Malo”. La manzana es el símbolo de la dualidad. Es el final y el comienzo, el fénix del mundo vegetal. La fertilidad, el nacimiento, la libertad y la causante de la esterilidad, la destrucción, la condena. Dulce, fresca, sensual, tentadora, venenosa… Podríamos sugerir la poética hipótesis de que, de entre todos los frutos de todos los jardines y de todos los edenes, sólo la manzana podría narrar la historia de la humanidad, partiendo de la expulsión del paraíso a la búsqueda diversísima e inacabable de otro edén; del oscurantismo absoluto a la oscuridad propia de los avances científicos que ya no alcanzamos a digerir; de las diversas mitologías ancestrales hasta las mitologías de la era postmoderna.

Qué significado tan grande y atinado alcanza ahora la frase de Borges: “El sabor de la manzana no está en la manzana, sino en el contacto con el paladar.”… La simbología de la manzana está en el contacto con el alma nuestra.