Vértigo

A Milan Kundera

Impresionada, leyó y releyó la frase. Tomó un lápiz y la subrayó para luego releerla una vez más, siguiendo el paso de la punta de grafito, la dijo en voz baja: “el vértigo es algo diferente del miedo a la caída…” En este momento llamaron a la puerta y dejó la frase tambaleándose a medias en el aire. Afuera había una viejecilla necesitada que le pedía un lugar de descanso y ella, afable se lo concedió. Al irse la anciana, agradecida le obsequió una manzana roja. Blancanieves observa esa manzana. Observa su piel lisa y profundamente roja; observa sus destellos, la manera en que su superficie curva deforma la luz del medio día. Parece sobrenaturalmente deliciosa. Acerca sus labios de grana y abre ligeramente la boca, sus dientes están a milímetros de la fruta pero se demora… duda, sabe que la visita de aquella anciana es extraña, sabe que los motivos de la visita carecen de sentido y sabe que esa manzana no es cualquiera… pero los dientes se cierran, la joven se desvanece y la manzana llena de veneno cae de la mano inerte y rueda por el suelo. La bruja sale de la casa victoriosa y el cuento pende de un hilo. En unos minutos llegarán los enanos, pero estarán muy preocupados para notar el libro abierto sobre la mesa de la sala, demasiado tristes para leer la frase subrayada: «…El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer…”
Y yo, releyendo cuentos y novelas me pregunto, ¿cuántos héroes y heroínas habrán leído La Insoportable Levedad del Ser antes de arrojarse al abismo?

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