¿Por qué Adriana? ¿Por qué seguir haciendo esto? ¿Hasta cuándo seguir con las ceremonias? ¿Hasta cuándo los rituales de la mesa, los manteles, el estofado…? ¿Hasta cuándo riéndonos a fuerzas de los chistes del tío Pedro? ¿Hasta cuándo tus: “Sí mamá, de verdad, todo bien”, “sí, Pepe está creciendo como loco”, “¿Y la tía Berta cómo va con su trabajo?”, “Gracias, es la receta de mamá”…? ¿Hasta cuándo el dolor escondido y el silencio infernal a la hora de recoger los platos? ¿Hasta cuándo aceptando las putas mentiras? ¿Hasta cuándo las perras lágrimas que se limpian a escondidas cuando dices que vas a revisar el horno? ¿Eh…? ¿Hasta cuándo esta pinche vida falsa Adriana? ¿Hasta cuándo?
– ¡Adriana! ¡Ya te tardaste mucho revisando el horno, ¿no?! ¡Córrele porque tu tío Pedro va a contar un chiste!
– ¡Ya voy mi amor!
Hasta la próxima comida Adriana… hasta la próxima…